En la intersección entre el Teatro y la Salud mental: una oportunidad para crear un nuevo lazo social

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En la intersección entre el Teatro y la Salud mental: una oportunidad para crear un nuevo lazo social

#27/03 – #DíaMundialDelTeatro

Los coordinadores del taller de Teatro y Movimiento de Maón Tipulí —espacio integral dedicado a la salud mental, el arte y el trabajo de La Fundación de Acción Social de Jabad—, nos cuentan cómo es posible construir y transformar desde la intersección entre el Teatro y la Salud mental. Un texto para aprender y reflexionar, una oportunidad para pensar ¿Qué es la salud mental? ¿Qué es la locura? ¿Cómo nos curamos? ¿De qué?

En la intersección entre el Teatro y la Salud mental, entre esos dos universos que nunca dejan de estar en tensión, se producen efectos terapéuticos.

El arte del actor posee técnicas y herramientas que son permeables a un abordaje terapéutico del padecimiento mental. Hay muchas corrientes, estéticas, ideologías y formas de concebir el hecho teatral: expresionismo, absurdo, realismo, naturalismo, teatro con máscaras, comedia del arte, etc.  El taller de Teatro y Movimiento de Maón Tipulí —espacio integral dedicado a la salud mental, el arte y el trabajo de La Fundación de Acción Social de Jabad—, transita estos diferentes modos y utiliza técnicas que permiten embellecer el arte y producir efectos terapéuticos.

En un espacio y tiempo acotados, el teatro se presenta maravillosamente en relieve: una realidad viva o, más bien, una ficción que —con sus leyes de funcionamiento—  crea un mundo verosímil para el espectador.

Las improvisaciones sugieren relatos y los relatos guiones. Los guiones se hacen escena y se montan para hacerse imagen/muestra. Cada año, uno de los objetivos es mostrar a otros algo de lo que sucede en un espacio íntimo. Y así, el público forma parte de ese cuadro que deviene en un nuevo lazo social.

Teatro y Salud Mental

Dentro del Área Terapéutica de Arte de Maón Tipulí —espacio integral dedicado a la salud mental, el arte y el trabajo de La Fundación de Acción Social de Jabad— funcionan cuatro talleres. Uno de ellos, es el Taller de Teatro y Movimiento: un espacio terapéutico.

 ¿Qué hacemos?  Improvisamos, nos escuchamos, nos miramos, nos movemos, nos encontramos, construimos historias, nos emocionamos, reímos, nos  disfrazamos, memorizamos textos y los repetimos. Caldeamos al llegar, nos relajamos al terminar…

¿Para qué lo hacemos?  Restablecer vínculos, metabolizar angustias, construir nuevos recursos y herramientas, volver a jugar, generar otras ficciones, hacer lazo, lograr una mayor flexibilidad, desarrollar la creatividad, expresar estados de ánimo. Elaborar algo de lo posiblemente intrusivo de la mirada del Otro a partir de una mirada apaciguadora: la mirada del espectador, contextualizada.

Cada martes a las 15.30, nos preparamos para ingresar a este universo de ficciones y de juegos. Y como una maquinaria, la magia del teatro comienza a andar: pacientes que se convierten en actores, ropas que se suceden en vestuarios, ideas y fantasías volando por el aire, esperando ser  atrapadas, palabras que se hacen guiones, cuerpos que se transforman y cuentan nuevas historias.

¿Para qué transformarnos? ¿Qué es una forma? ¿Por qué y para que nos construimos una u otra?  Actuamos para intentar, en un ámbito con sus propias leyes, otro modo de comportarnos, de relacionarnos con otros: una voz más aguda, un ademán distinto. En ese intento, algo de lo propio se nos presenta quizás por primera vez: una propia forma de hablar y de movernos. Nos reconocemos y de ahí partimos para construir, por un rato, algo nuevo.

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La sala se divide en dos: donde sucede la ficción (el escenario) y desde donde observamos (el público). En el último, están las sillas ocupadas por los espectadores; en el otro, hay sillas vacías. Alguna vez enfrentadas, otras de espalda… otras miran al público, otras se refugian en un costado. La posición de estas sillas sugiere algún tipo de vínculo. Un espectador se para, animándose a actuar. Les pedimos que ocupen las sillas tal como están puestas, planteamos un conflicto y la improvisación comienza a rodar.

El conflicto. El teatro se nutre y se sustenta en los conflictos. Hay tensiones entre un personaje y otro, tensión con el espacio, con el tiempo y consigo mismo. Es el motor necesario para que el hecho dramático se produzca. Y luego una resolución, un cierre, un final.

Un género. Trabajamos el realismo, que no es una copia de la realidad pero que tiene que expresar algo de sus emociones. El realismo en teatro presenta un lenguaje cotidiano y familiar. Sus personajes no sólo hablan en forma natural sino que poseen una psicología de “seres comunes”; sus acciones se asemejan todo cuanto se pueda a las acciones de la gente real. Representadas sobre el escenario tienen que convencer al público de que la acción que desarrollan podría darse en la vida.

Un ejercicio. Estamos en ronda,  colocamos vestuarios en el medio, se van acercando y eligiendo la que más les gusta. Esa ropa nos sugiere un tipo, una forma de andar, de movernos y de gesticular. Y nos ponemos un nombre distinto, y una actividad que realizamos: aspectos biográficos. Luego interactuamos con otros, mientras seguimos andando por el espacio, nos saludamos de una manera particular: la que ya se perfila en ese otro en el que jugamos a transformarnos.

Una escena. Dos mujeres se encuentran en una sala de espera. Cuando una se sienta, la otra se levanta. Se miran, se vuelven a mirar, amagan a saludarse y dicen al unísono: “¿Hace mucho que espera?”. La escena sigue de manera absurda. En otra escena, un taxista no para de hablar  con su  fastidiada pasajera hasta que choca y aparece en la luna.

Caldeamiento. Estamos en ronda, nos movemos. Uno comienza un movimiento original y otros lo imitan. Pasamos un objeto imaginario que le damos un peso y una forma, otro en la ronda lo toma y se transforma en otro objeto que pasa de mano en mano. Luego, inventamos una secuencia de movimientos que todos repetimos, un movimiento detrás del otro: nos sentamos, nos paramos, extendemos los brazos, levantamos las piernas, giramos, nos pasamos a la silla de al lado.

Algunas frases que circulan. Trabajar con otros. Respetar el momento de cada uno. Sincronizar con el grupo. Conectar miradas. El otro funciona como límite y extensión. Necesito permitir que mi acción termine para dar lugar a la del otro, pero el otro completa y enriquece mi acción. Es importante mi escucha, observar lo que el otro propone. Aceptar y dar continuidad. Concentrarme en lo que está pasando. Aquí y Ahora.

Las improvisaciones sugieren relatos y los relatos guiones. Los guiones se hacen escena y se montan para hacerse imagen/muestra. Cada año, uno de los objetivos es mostrar a otros algo de lo que sucede en un espacio íntimo. Y así, el público forma parte de ese cuadro que deviene en un nuevo lazo social.

Como cierre del trabajo, la Muestra direcciona, nos pone a prueba constantemente. Concentrarse, memorizar, repetir, son algunos de los desafíos que implican a los participantes en cada ensayo, en cada pasada.

Y como resultado de este proceso, nace Cinco-Herencias, un espectáculo montado a fines del 2015 en el Teatro Pata de Ganso, un espacio independiente ubicado en el barrio del Abasto. Cinco escenas que desde escenarios cotidianos nos presentan algunas incoherencias que poco tienen de incoherentes.

Haber salido de los espacios habituales nos permite expandir nuestro trabajo, insertarnos de un modo más real en el lenguaje teatral, empezando desde la búsqueda de una sala, los ensayos de piso y de luces, hasta el esperado encuentro con el público.

A su vez, pensamos este ‘afuera’ de los muros como parte del proceso de creación de un dispositivo que apunte a la transformación del sistema manicomial, del aislamiento y el estigma en Salud Mental. Esta intervención se dirige a favorecer el lazo social en el exterior, con otros, en este caso: el público.

Y en el final, Cinco-Herencias propone un intercambio de preguntas y repreguntas, que comienzan por el elenco y terminan en el público. ¿Qué es la salud mental? ¿Qué es la locura? ¿Cómo nos curamos? ¿De qué?

 

Coordinadores del Taller de Teatro y Movimiento de Maón Tipulí

Lic. Marcelo Aruj  – Psicoanalista, Actor, Director.

Lic. Romina Freidson – Psicoanalista, Actriz.

Directora de Maón Tipulí

Lic. Andrea P. Lemelson.

Contacto: maontipuli@lafundaciondejabad.org.ar

 

 
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